lunes, febrero 25, 2008

POESÍA DEL POÉTA JOSÉ M. DIEZ SALAZAR (Atawallpac)


José M. Diez Salazar (Atawallpac) 1948, nació en Chiclayo – Perú. Pintor, poeta y dibujante. Perteneció a movimientos literarios en su país y se define como un creador independiente debido a la imparcialidad de los intelectuales frente a la crisis expectorante de la económia y ahogo cultural del continente. No goza de privilegios y se considera un artista distinto en el acontecer de este siglo.

Escribió: Los jardines de Iradios, La máscara de tus dioses, Melodías del Éxodo, Décimas y cuentos.
Actualmente radica en Holanda.

LA VOZ PRESENTE
Ya sin golpes ya sin penas
el camino fue muy duro
olvidando por apuro
los dolores y condenas.

a Julio Carmona
a Martin Fierro

Estos versos que escuchas
es sobre una conquista
y las historias son muchas
y es muy poca la escrita.
Al norte de nuestra tierra
les hicieron reservados,
los postraron como fieras
quedando crucificados.
Rompieron toda su historia
forma de ser castigado,
pero nunca la memoria
se olvidará del pasado.
Tiene su débil mirada
infinitos horizontes.
Águila triste, callada
que vuela solo en el monte.
La tierra ya no resiste
la forma que es explotada,
pero el colono persiste
hasta que no quede nada.
Con esos ojos azules
que brillan como luceros
más parecen abedules
en la boca del infierno.
Solo sé que nada sé
y de esto nada saben
como usted bien lo ve
sólo maldad es la que traen.
La Luna fue conquistada
por naves tan poderosas
y con antenas llenadas
la inspiración luminosa.
Todo el mundo es importante
con un móvil en la mano,
es la histeria la causante
la tragedia del engaño.
El vivir tan agitado
sólo piensan con rapidez,
por eso van angustiados
mirando todo al revés.
Yo te alerto amigo mío
de cuidarse en lo mejor
las aguas que trae el rio
no es seguro ni el peor.
El amor es una mezcla
por la gran pigmentación.
Recuérdate de éstas letras
que escribo de corazón.

José Diez-Atawallpac
poeta Peruano. A’dam 2008

HADA AMOROSA
Déjame beber tus visiones
¡Oh hada maravilla!
Mis aventuras fueron vertiginosas,
abiertas para los templos de locura
y los templos de la dicha.
Estirado en las tardes
sobre la hierba seca,
el Sol del verano achicharraba
la piel, las comarcas ausentes.
Parecía un felino sediento
de mirada seductora,
las jóvenes morían
en la espesura
del tiempo.
No pude arrancar de ti
la imaginación extrema.
Se agolpaban los hombres.
La calle era un cordón de acero
en cuya lápida
estuvo escrita mi condena.
A donde iría sin ti
¡Oh hada maravilla!
Desconocido y triste
en un andar lejano.
La eternidad se evapora
en esta vida de nadie.
Sólo abundan los pozos
de la desolación.
No quiero ser poeta
soñando estrellas muertas,
ni quiero ser en tu alma
la última canción.

José Diez, Amsterdam 2008

Derechos Reservados.

© José Diez Salazar , 2008

1 comentario:

Anónimo dijo...

Moshengo VIII Cabanillas

Gracias por el correo
Abrazos.

Cholo Víctor Castro

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