Entre el Aleteo y un Reflejo Irónico: El...
Aquella mañana enfermó repentinamente, y mientras su cuerpo desnudo buscaba inmóvil escapar de la nostalgia ciega de sus sueños, el reloj despertador anunciábale que cualquiera que fuera la hora, era ya demasiado tarde.
La hora azul presumía de nostalgia, la rutina con la imagen cilíndrica de mujer americana, lo juzgaba inmisericorde en parpadeos momentáneos; su saco siempre entusiasta y combativo, esta vez entristecía sin temor al reproche, calladamente; sin mirar a la corbata que en el rincón donde pulula una penumbra ciega desde siempre, yacía cual espada a la espera de mejores augurios… Y entonces su estrella no tuvo más las siete puntas…
Aquella mañana sus memorias habían puesto las manos sobre la ventana; el azar junto al futuro hablaban quedo a sus espaldas, el pasado transcurría calle abajo y él en imágenes moviéndose difusa y concéntricamente a la vez, se encogía de hombros abandonando sus helados tobillos a la desesperación…
- Si he de morirme, un día como hoy será, día en que los “húmeros me he puesto a la mala”. Expresó envuelto en la sórdida neblina de una vida que había llegado a su inevitable invierno…
Una fría ventisca violentaba las rendijas de la desvencijada ventana, el dolor treitiuno del amanecido vino tinto, acuñaba nostalgias con ternura imprudente en cada una de sus enmohecidas articulaciones y los decoloridos retratos llenos estaban de piedras y esperanzas viejas…¡ah..! como las recordaba empinándose al futuro, como niño chico aguzando la nariz sobre una mesa llena de esperanzas, llevándose su vida bajo las impecables sábanas de una juventud que “aquella entonces” pareciole eterna…
Hoy, después de tanto y nada, después de cincuentitantos años, dos o trés -que más da-, aún escucha el piano y la guitarra; los escucha sin la necesidad de importunar a sus oídos obsoletos, cansados, viejos de tanto invierno y tanto inadvertido verano. Y por un momento mezquino, sus manos temblorosas se disponen al amor, a ese amor del recuerdo de callejuelas empedradas y tanto “puente Balta”, de barcos de papel, “acequias Cois” y madrugadas; se disponen a ese amor de semitas y envejecidos bueyes, de “chumachays y furibundos “garlos”… Se disponen al recuerdo de ese amor de ayeres pimenteles, que atardeceres de playa solían dorar a fuego lento y fogatas de tanto campamento solían prestar una canción, una palabra, un beso furibundo, una luna llena y “tantas lineas blancas entre otras cosas mas”…
- Este será tal vez uno de mis mejores versos: “el último”, sin rima, pues nada rima con la vida o con la muerte; sin más detalle que las caprichosas arrugas de mi piel – Pensó en silencio y volvióse una vez más a aquel rincón que no merece a nadie para tratar de conjugarse, esta vez menos rebelde y más humano, más diestro en el arte del embuste y la conmiseración.
Acomodó su cuerpo junto a un patio imaginario, recreó su mente en interminables mamparas con las imágenes iridiscentes de Doña Rebeca y Don Anaya; tomó respiro hondo y sin apuros, verificó su pulso para tomar su copa con aires de escritor. Esta vez, hasta el vino, otrora sobriamente rojo, vestía un luto inexplicable negro-púrpura, amargo, como aquellas mujeres que hubieron de marcharse desde siempre. Blandió su copa, miro a su estrella y brindó por la muerte como lo hacen los heraldos en su propio funeral, sepultándose en el último rincón de su existencia, en aquel lugar donde habita la nada acompañada de su vieja soledad.
- Hoy no estamos para nadie…- me dijo.
El se ha quedado dormido mientras un vino le recorre dolorosamente las venas y yo lo he tomado prestado para escribirle una canción, quizá un poema, sin rima y sin razón, sin alma… Sin estrella…
De Por Vida... la Vida...
Huáscar V Cabanillas.
© Moshenga Cabanillas Pérez, 2007
2 comentarios:
Muy bueno.
Excelente narrativa donde la nostalgia y los tiempos idos dicen presente.
Oso
De donde putas salio el titulo?
Se lo copio a Vangelis?
El estilo es algo complejo.
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