AL BARBON DE LA MANOPLA Y LA GUITARRA

By.- Somebody who has my name.

Huáscar V Cabanillas, 4 de Diciembre, Abogádo y Pedagógo, es Novelista, Escritor y Poeta, quién con su experiencia está dedicado en forma exclusiva en la Defensa de los Derechos Humanos de los Inmigrantes en los EE.UU. Conjuntamente trabaja con su Organización Habitat Pro, en el reconocimiento de los Pueblos Indigenas y de la reinvidicación de las Minorías Etnicas en el Mundo, como agente permanente en la ONU. El alcance que nos da a continuación son parte del material de sus compilaciones, cortos narrativos del cual es necesario disfrutar.

Publicado por Moshenga VIII C.

Recuerdo que la temía a Dios, especialmente los domingos… Aquella mañana mientras mi rostro abusaba del espejo, las viejas campanas de la iglesia doblaron por segunda vez. De seguro el padre Alvarado acomoda su sotana y el viejo sacristán apura el paso hacia el altar mayor…-Pensaba como niño- ¡Apura!!!... “como lleguemos tarde cholo cabizbajo me las vas a pagar”… -Era doña Rebeca y su vieja letanía. El piano, el cuerpo de Cristo, la mirada inquisidora de un San Judas Tadeo y el podemos ir en paz… demos gracias al señor… es justo y necesario; tapizaban mi mundo al compás de una alabanza. Eran tiempo de ausencias, de esperas e incertidumbres infinitas. Aquella mañana mientras volvíamos de la misa a empezar en la cocina, el cristal de la mampara de Junín 166 me hizo una propuesta; era el reflejo de una sonrisa de serrucho: un tal Jabito con sus muelas picadas despertaron mi inquietud por esa su inusual expresión de portador de una noticia extrema. - Ay!... Ay!!! Mi mamá dice que tu papá ha salido en el periódico. – me dijo con su inocente sonrisa- Toda la emoción del mundo me invadió en un rotundo silencio. Baya… Baya!!! El barbón que hasta entonces había sido mi padre se convirtió en una especie de estrella… Alguien tan maravilloso como el Verduga Teófilo “Cachito” Ramírez. No podía contener la felicidad, por un momento me asaltó el temor de que la hermosa noticia fuera sólo una grotesca y torpe equivocación. Y fue ese mi mundo carente de héroes el que se dejó llevar por la ilusión del día. - ¿Dónde está tu mamá? –Pregunté- - Todavía no viene de la iglesia –Respondió- En efecto, fue Jabito con sus ojos chinos y cabeza de gato el que se había adelantado a darme la noticia. - El periódico está en mi casa, si quieres vamos a verlo – replicó con el entusiasmo y la nobleza de los buenos e inocentes amigos- Por un momento, y producto de la emoción, me olvidé del domingo y su habitual rutina; me olvide del chino y la mirtha… del primo Carlos Alberto y de nuestro paseo a “chilapitos”. Mientras las empanadas dejaban una a una la sartén, Jessica acomodaba la mesa y el gato se entregaba a sus oficios junto a la vieja escoba, yo no podía contener la emoción… - Mamá!!! –Discontinué el normal curso de una cocina habitual- ¿Tú sabes si doña Gila compra la industria los domigos? - ¿Por qué? –Replicó Doña Rebeca- - Es que el Jabito me ha dicho que mi papá ha salido en el periódico. A la mirada de la prima le sobraron los mágicos esquemas de cristal, a doña Rebeca se le aglomeró el más rotundo de los silencios…. Haciendo esfuerzos disimulados para quitarse el delantal con ligereza sin delatar su nerviosismo, nos miró diciendo un atípico “ya vuelvo”. Para mi no fue necesario que el mundo o la vida se demore en explicarme. En efecto era mi padre: “arrestado por cuestiones sindicales, conspiración, agitación, terrorismo y desmanes”. Sin embargo aquel diario miserable nunca dijo nada de su barba, de su gitano puñal, de su guitarra, de su inseparable manopla y sus viejos ideales… Aquel verano lo odié tanto que al patear el balón con sideral rencor convertí mis mejores goles… Lo odié… lo odié tanto pero también lo amé con la profunda tristeza que encarnan todos los encierros.

Monumentos: Homenaje a la Revolucion Cajamarquina

A la memoria de ese aquel que aun vive en mi recuerdo… sepultado en algún lugar de los andes… en mis sueños de niño… en la columna vertebral y el corazón de una causa que no nació para morir.

Huáscar V Cabanillas.

Ocáso en los Andes Peruanos

© Moshenga Cabanillas Pérez, 2007